En los últimos 25 años, el compromiso de Johnson & Johnson con la investigación sobre el VIH/SIDA ha contribuido a lograr avances revolucionarios para poner fin a la epidemia, como la introducción de tratamientos eficaces que salvan vidas y avances significativos hacia una vacuna que detenga la propagación del virus.
De hecho, en 1985, el Dr. Paul Janssen -que da nombre a las empresas farmacéuticas Janssen de Johnson & Johnson- estableció una colaboración de investigación en Bélgica para empezar a examinar compuestos que pudieran ayudar a combatir el VIH, lo que contribuyó a un tratamiento de Janssen que se aprobó en 2008.
Recientemente, la empresa, en colaboración con ViiV Healthcare, consiguió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para el primer régimen inyectable de acción prolongada para el tratamiento de la infección por el VIH.
"Mucha gente pensó que nunca podría hacerse", dice Brian Woodfall, Director Global de Desarrollo de Enfermedades Infecciosas de las Compañías Farmacéuticas Janssen de Johnson & Johnson, "pero gracias a la ciencia innovadora y a las sólidas colaboraciones, hemos sido capaces de conseguirlo."
A lo largo de los años, Johnson & Johnson ha sacado al mercado nueve medicamentos para ayudar a que, para millones de personas, el VIH no sea una sentencia de muerte, sino una enfermedad tratable.
Algunas fechas importantes
En 1996 se aprueban más medicamentos antivirales de nuevas clases, y un enfoque de tratamiento "cóctel" se convierte en el estándar de atención. Como resultado, por primera vez, el tratamiento del VIH puede evitar que las personas mueran de sida. "Este fue el gran año", dice Woodfall. "Aprendimos que con un cóctel de tres fármacos se podía suprimir muy bien la replicación viral".
En 2006, el primer medicamento contra el VIH de Janssen, un inhibidor de la proteasa de nueva generación, recibe la aprobación acelerada de la FDA antes incluso de terminar los ensayos de fase 3.
A esa primera aprobación de un fármaco de Janssen le siguió pronto otra en 2008, y fue un "gran avance", dice Benny Baeten, jefe del equipo de desarrollo de compuestos de Janssen. "Por decirlo claramente, hasta 2006, si un paciente había utilizado los fármacos de primera generación y el virus se hacía resistente, era una sentencia de muerte. Estos fármacos proporcionaban una red de seguridad para los que se volvían resistentes".
En 2011 Johnson & Johnson presenta el tercer medicamento contra el VIH de Janssen, un inhibidor de la transcriptasa inversa no análogo de los nucleósidos (ITIN) de nueva generación. Poco después, la compañía se asocia con ViiV Healthcare para crear una pauta de tratamiento del VIH de un solo comprimido y con varios fármacos basada en este ITINN, lo que ayuda a minimizar el número de pastillas que los pacientes deben tomar en un solo día.
Un año importante también en este trayecto fue 2017 cuando comenzó el ensayo de la vacuna Imbokodo en el sur de África. Este gran estudio de eficacia del régimen de vacunas contra el VIH en fase de investigación de Janssen inscribe finalmente a algo más de 2.600 participantes femeninas de entre 18 y 35 años en Malawi, Mozambique, Sudáfrica, Zambia y Zimbabue.
En noviembre de 2019, se inscribe el primer participante en el ensayo de la vacuna Mosaico, que está estudiando el régimen de la vacuna contra el VIH en investigación de Janssen en individuos transgénero y hombres que tienen sexo con hombres y/o personas transgénero en América y Europa.
Finalmente, en 2020, Janssen concedió la licencia a la International Partnership for Microbicides para que desarrollara un anillo vaginal profiláctico. "Es especialmente bueno para entornos con recursos limitados", dice Woodfall, como los países de África donde la transmisión del VIH sigue siendo muy alta. "Es una medida preventiva que las mujeres pueden controlar".
Durante el presente año el primer régimen de tratamiento del VIH inyectable de acción prolongada del mundo recibió la aprobación de la FDA. Según Woodfall, el avance se debió a un trabajo pionero que otros equipos de Janssen habían realizado anteriormente con medicamentos antipsicóticos inyectables. "Aplicamos esa misma tecnología", explica, "y desarrollamos una formulación de acción prolongada con la idea de que las personas con VIH pudieran recibir una inyección una vez al mes o una vez cada dos meses y mantener el virus bajo control sin necesidad de medicación oral."