El uso excesivo de analgésicos es una preocupación de salud pública en constante crecimiento en todo el mundo. Estos medicamentos, diseñados para aliviar el dolor, pueden resultar en efectos adversos significativos cuando se consumen en exceso. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un consumo excesivo de analgésicos puede desencadenar una serie de efectos negativos en el cuerpo humano, desde complicaciones gastrointestinales hasta daños en órganos vitales como el hígado y los riñones.
La OMS estima que aproximadamente el 15 % de la población mundial sufre de dolor crónico, y muchos recurren a los analgésicos en busca de alivio. Sin embargo, el abuso y el uso indebido de estos medicamentos son cada vez más comunes, con consecuencias graves para la salud. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América Latina y el Caribe, el consumo de analgésicos opioides se ha más que duplicado en las últimas dos décadas, lo que plantea un desafío adicional en la gestión de los riesgos asociados con estos fármacos.
Los antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno o la aspirina, son medicamentos ampliamente utilizados en todo el mundo, con más de 30 millones de personas tomándolos a diario, según un estudio reciente de la Universidad Semmelweis de Hungría publicado en Pharmacology & Therapeutics. Sin embargo, los investigadores húngaros advierten sobre los riesgos asociados con el consumo excesivo de estos analgésicos, destacando su capacidad para potencialmente empeorar los síntomas de ciertas enfermedades y causar disbiosis intestinal, un desequilibrio en la microbiota intestinal que podría tener consecuencias negativas para la salud de los pacientes.
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Este hallazgo cobra relevancia debido a la importancia de la microbiota intestinal, que comprende más de un billón de microorganismos, incluyendo bacterias, virus y hongos, y desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud del cuerpo humano.
“Descubrimos que estas desviaciones bacterianas son similares a las causadas por los AINE. Esto plantea la posibilidad de que la disbiosis intestinal inducida por fármacos pueda empeorar las enfermedades subyacentes y limitar el efecto terapéutico de los fármacos antiinflamatorios no esteroides a largo plazo”, dijo el doctor Zoltán Zádori, líder del Grupo de Investigación Gastrointestinal del Departamento de Farmacología y Farmacoterapia de la Universidad Semmelweis.
La investigación indica que los AINE pueden causar inflamación leve en el intestino delgado, manifestada por síntomas como dolor abdominal, diarrea o anemia. En casos raros y graves, incluso pueden ocasionar perforación intestinal. Además, destaca que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la regulación del cuerpo, incluyendo la gestión de los niveles de azúcar y energía, el soporte al sistema inmunológico y la regulación de la sensibilidad y movimiento de la pared intestinal.
“Por tanto, un desequilibrio en la microbiota intestinal puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, entre ellas el síndrome del intestino irritable, trastornos hormonales, enfermedades cardiovasculares, autoinmunes y psiquiátricas. Generalmente, un estilo de vida saludable puede mejorar la salud intestinal eligiendo una dieta adecuada y haciendo ejercicio”, agrega.
Cómo consumir correctamente los AINE
El gastroenterólogo Christian von Mühlenbrock de la Clínica Universidad de los Andes señala que los antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno y aspirina, son diversos en sus efectos, ya que combaten la inflamación, común en diversas enfermedades como dolores musculares, de cabeza y resfriados.
El estudio señala que el consumo excesivo se refiere a personas que utilizan los analgésicos de manera recurrente, no solo para dolores ocasionales, sino de forma frecuente, varias veces a la semana o de manera constante durante un mes. Según Von Mühlenbrock, se debería considerar que más de tres días de uso requiere supervisión o recomendación por parte del personal de salud.
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Por su parte, Felipe Moscoso, gastroenterólogo de la Clínica Alemana, alertó que estos fármacos se pueden adquirir sin receta médica. "Se usan ampliamente para cosas entre comillas banales, aparece el riesgo de que se usen de mala manera. Así que lo ideal sería que esto fuese con receta y si se compran sin receta, lo ideal es que sea por un periodo lo más corto posible, pocos días, porque si no puede ser riesgoso”.
En esa línea, es relevante conocer cuáles son las indicaciones para poder consumir este tipo de fármacos. Christian von Mühlenbrock afirmó que “las indicaciones son variadas, y van desde el tratamiento del dolor, de la fiebre, al tratamiento de la inflamación, que son los tres mecanismos donde pueden actuar estos medicamentos (…) Habitualmente se ocupan para dolores moderados o leves como un dolor de cabeza, un dolor muscular, se pueden ocupar también cuando hay alguna inflamación por una infección como una faringitis".
El experto destacó que el ibuprofeno y el paracetamol desempeñan roles diferentes. Mientras que los antiinflamatorios como el ibuprofeno tienen la función de reducir la inflamación, el paracetamol se centra en aliviar el dolor y controlar la fiebre. En casos de dolor intenso y fiebre, el paracetamol es más adecuado y presenta menos riesgos, siempre y cuando se mantenga una dosis adecuada.
Efectos
El gastroenterólogo de la Clínica Universidad de los Andes abordó los efectos adversos asociados al consumo de estos medicamentos. Explicó que dichas complicaciones suelen dividirse en dos categorías principales: las digestivas o gastrointestinales, que pueden variar desde una gastritis hasta una úlcera, con el riesgo más grave de sangrado o perforación en casos extremos.
“El otro gran grupo de complicaciones son las renales o las que afectan en los riñones, donde el uso de antiinflamatorios por varios días o en dosis muy altas puede afectar la función de los riñones, yendo desde alteraciones solo de laboratorio hasta ya una falla renal que requiere incluso manejo hospitalizado”, agregó.
En tanto, Felipe Moscoso explicó que este tipo de complicaciones es extensible a todos los antiinflamatorios, porque son “una familia extensa”, señalando que el “ibuprofeno, ketoprofeno, diclofenaco, aspirina, todos tienen efectos adversos similares, algunos más, algunos menos, pero todos el mismo riesgo en el tubo digestivo, que en especial es inflamación y úlceras”.
El especialista detalló que los efectos secundarios gastrointestinales son comunes, afectando al 20-30 % de los consumidores, con las úlceras representando los riesgos más graves, como sangrado o perforación. Respecto a la advertencia del estudio sobre la posibilidad de perforación intestinal por el consumo excesivo de estos fármacos, Felipe Moscoso aclara que esto generalmente ocurre en presencia de úlceras existentes, ya que no son idénticos. Explica que los antiinflamatorios pueden inducir úlceras, y en raras ocasiones, estas pueden perforarse, siendo esta última una complicación seria pero mucho menos común.