Cuando se toman los fármacos de venta con receta médica de una forma distinta a la recomendada por un profesional puede ser más peligroso de lo que la gente cree. Esto se trata de un abuso de medicamentos.
Las consecuencias médicas por su uso indebido pueden ser altamente graves, y es que el uso indebido de medicamentos ha aumentado en las últimas dos décadas, de acuerdo al Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIH), se refleja en las admisiones a tratamientos por trastornos relacionados con el consumo de fármacos con receta y las muertes por sobredosis asociadas a estos medicamentos.
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¿Cuáles son estos medicamentos?
También se le puede emplear el término de “uso no medicinal” a los medicamentos recetados para referirse a estas categorías de abuso. Generalmente, estos son los tres tipos de fármacos que se utilizan de forma inadecuada con mayor regularidad:
Opioides: son medicamentos que actúan sobre los receptores opioides de la médula espinal y el cerebro, reducen la intensidad de la percepción de las señales del dolor. Además, afectan las zonas del cerebro que controlan las emociones, lo cual puede disminuir aún más los efectos de estímulos dolorosos. Durante mucho tiempo se han utilizado para tratar el dolor, la tos y la diarrea.
Estimulantes: estos elevan la agilidad mental, la atención, la energía, aumenta la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria. En su historia, eran recetados para tratar problemas respiratorios, la obesidad, trastornos neurológicos y demás afecciones, pero, a lo largo de los años y su abuso en el consumo su uso ha cambiado.
Actualmente, los estimulantes son utilizados para el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la narcolepsia y en ocasiones la depresión.
Depresores del sistema nervioso central (SNC): acá se encuentran los fármacos tranquilizantes, sedantes e hipnóticos, los cuales son sustancias que pueden enlentecer la actividad cerebral, esta propiedad hace que sean útiles para tratar trastornos de ansiedad y del sueño.
La mayoría de los depresores del sistema nervioso central actúan en el cerebro aumentando la actividad de los receptores GABA (ácido gamma-aminobutírico) un neurotransmisor inhibitorio. Actúan de formas diferentes, el efecto calmante o aletargante que producen y que benefician a quienes padecen de depresión o de trastornos del sueño
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